Estando
el Pueblo de Israel en el Monte Sinai, el Todopoderoso dijo a Moshé que les
dijera que cuando tomaran posesión de la tierra de Canaán, debían dejar
descansar la tierra un año luego de cada seis años de siembra. El séptimo año sería Shabat para la
tierra (shemitá), y no se debían sembrar los campos ni desmochar los viñedos.
También dijo el Eterno que cada cincuenta años, los Benei Israel
debían observar el jubileo (iovel), que comenzaba en Yom Kipur, y durante ese
año no se sembrarían los campos, y asimismo se dejaría en libertad a los
esclavos hebreos y todas las tierras debían ser devueltas a los dueños
originales.
Si un propietario vendiera la tierra por razones de pobreza, la
hacienda podía ser redimida por un pariente del dueño original o por éste
mismo.
Si alguien debía vender una propiedad ubicada en una ciudad
amurallada, para redimirla tenía que esperar un año, mientras que si estuviera
ubicada en aldeas o ciudades apartadas para los levitas, volverían a sus dueños
durante el período de jubileo.
Si un judío prestara dinero a otro judío pobre, no debe cobrarle
intereses. Si el necesitado se
veía necesitado de venderse como siervo, el amo judío debía considerarlo como
un criado contratado, tratándolo con respeto y poniéndolo en libertad durante
el iovel. Un pariente adinerado
podía redimir al siervo judío, pagando al amo una cantidad de dinero sobre la
base de los años que faltaban hasta el jubileo.
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