La parashá de esta semana relata que Moshé
recordó al Pueblo de Israel normas de convivencia dentro de los
límites de una sociedad civilizada. Así indicó sobre
las leyes relacionadas con el sistema judicial, el comportamiento de los
jueces, el nombramiento de éstos y otros funcionarios. Recordó
también, leyes sobre el pecado de idolatría, cómo
condenar y castigar a quien lo cometiera. Moshé vaticinó
que los judíos desearán ser gobernados por reyes, señalando
que debía ser un nativo de Israel y elegido por Di-s, que tendría
que escribir un segundo Séfer Torá para ser llevado en las
guerras, ser temeroso de Hashem y observante de nuestra fe.
Asimismo, Moshé recuerda a los levitas, que ellos
no poseerán tierras en Israel. También enseña leyes
sobre las ofrendas que los cohanim recibirían.
Se prohíben todas formas de superstición y
magias, como también la Torá dispone castigo de muerte a
los falsos profetas.
Los israelitas no debían tener temor sobre sus enemigos,
antes de comenzar una guerra, pues el Eterno los protegería. Se
indica en esta parte de la parashá, quiénes estaban exceptuados
de ir a la guerra, como ser quien había construido una casa y no
la había inaugurado, quien había plantado un viñedo
y aún no haber disfrutado su producción, el que hubiera
desposado una mujer y no convivido con ella, y aquél que tuviese
miedo.
Son recordadas otras leyes sobre las guerras. Antes de atacar
una ciudad, se debía negociar pacíficamente el ingreso a
la misma, y si fracasaran esos intentos, se emprendería la guerra.
Moshé indicó sobre quien recaía la
responsabilidad del asesinato de alguien cuyo cuerpo fue encontrado en
el campo, recayendo la misma sobre la ciudad más cercana al lugar
del hecho, debiendo los jueces y ancianos de esa ciudad, expiarse sacrificando
un animal y frente a los cohanim.
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