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Torá desde Jerusalem
Séfer HaJasidim 34. "Que destruya el Señor a todos los labios lisonjeros, a la lengua que habla jactancias" (Salmos 12:4). Toda persona que habla (lashón hará) calumnia, es como si negase la existencia de Di-s, como está escrito: "A los que han dicho: Con nuestra lengua prevaleceremos; nuestros labios están con nosotros; ¿quién es Señor de nosotros?" (Salmos 12:5). Ven y ve qué grande es el poder de la calumnia; que no tiene medida. Podemos esto aprenderlo de los espías (que dieron un mal informe sobre la tierra de Israel) que aun cuando alguien calumnia algo que ni ve ni oye, el insulto se castiga. Cuánto más aún, quien calumnia a su prójimo que está creado a la imagen y la semejanza del Eterno. "¿Qué se te dará a ti, o que se te añadirá, oh lengua engañosa?" (Salmos 120:3), dijo El Santo Bendito Sea Él, a la lengua: "¿Qué te voy hacer a ti para que no calumnies?" Todos los miembros de la persona están afuera, y tu estás adentro. Además, levanté para ti dos paredes, una de hueso y otra de carne. La pared de hueso son los dientes, y la carne son los labios. "En la multitud de palabras, no falta el pecado" (Proverbios 10:19), por consiguiente la persona siempre debe buscar el silencio. Él no debe hablar en absoluto, salvo las palabras de los Sabios o sobre cosas que son necesarias para sus necesidades físicas. Fue dicho sobre Rav, el discípulo de Rabenu Hakadosh (Rabí Yehudá HaNasí), que en toda su vida él nunca mantuvo una charla insustancial. Quienquiera que hable sobre materias mundanas viola un mandato divino, como está escrito: "Y hablarás de ellas" (Deuteronomio 6:7), es decir palabras de Torá y no sobre otras cosas. Y un mandato negativo (no hablar sobre materias mundanas) que se infiere de un positivo "Y hablarás de ellas" es un mandato positivo. Hay algunos que dicen que esto se aprende de un mandato negativo y uno positivo, como está escrito: "Todas las cosas se gastan; el hombre no puede expresarlo" (Eclésiastes 1:8), incluso sobre sus necesidades físicas, uno no debe hablar mucho, solamente lo necesario (para sus necesidades físicas). Asimismo con respecto a las palabras de Torá, que sean sus palabras pocas y el contenido de ellas bastante. Así dijeron nuestros Sabios: "Uno siempre debe
enseñar a sus alumnos de forma corta". Pero si sus palabras
son muchas y su contenido es poco, esto es una necedad, como está
escrito: "Y la voz de un necio viene con multitud de palabras"
(Eclésiastes 5:2). "El cerco para la sabiduría es el
silencio". Por consiguiente, no se apresure una persona para contestar
y no hable en demasía. Estudie sentado, con calma, sin gritar y sin alargar,
porque: "Las palabras de los Sabios dichas con calma son más escuchadas
que los gritos" (Eclésiastes 9:17). Lunes Séfer HaJasidim 44. Cuatro grupos de personas no recibirán la Presencia Divina: los mentirosos, los aduladores, los chismosos y los burladores, sobre todos ellos se detalla en las escrituras. Mentirosos: Aquellos que hablan mentiras, no morarán ante Mis ojos (Salmos 101:7). En la guerra de Ajav, cuando preguntó a los profetas si debía salir a la guerra, vino el espíritu de Navot delante del Santo Bendito Sea y le dijo: "saldré y seré un espíritu mentiroso en la boca de todos sus profetas", el Eterno le dijo: "sal" (Reyes I, 22:22). Enseñaron de aquí nuestros sabios: "sal de mi entorno". Aduladores: "Porque un adulador no se presentará delante de Él". Calumniadores, como está dicho: "porque Tú no deseas el mal, y el mal no morará contigo", el mal no estará en Tú entorno. Burladores, como está escrito: "los burladores no estarán de pie ante Tus ojos" (Salmos 5:6). Las personas burlonas causan confusión en el mundo.
El que chismorrea sobre su compañero, aún siendo verdad
lo que dice, se convierte en un mal ejemplo popular. Quien difama a otra
persona o lo avergüenza contando algo sobre lo que no se sospechaba
y nadie conocía, su pecado no se perdona porque él no puede
corregir el mal que hizo y no puede quitarle la humillación a su
prójimo, y por ello dijo Salomón: "y tu oprobio no
pueda borrarse" (Proverbios 25:10). Martes Séfer HaJasidim 44. El Talmud de Jerusalem enseña: Si alguien originalmente ofendió a otra persona, y le pidió perdón una vez y por segunda vez, mas él no lo ha perdonado, está persona debe reunir gente y debe pedir perdón en su presencia. Esto es lo que dice: "Se dirigirá antes los hombres y dirá, he pecado" (Job 33:27), contra fulano de tal y me arrepiento. Si él hace así, ha redimido su alma de la muerte, como dice después: "Él ha redimido mi alma para que no pase por la fosa" (Job 33:28). Dijo Rab Yosé: esto que dijeron es verdad si no calumnió a su prójimo, pero si él ha calumniado a su prójimo, nunca será perdonado. Si uno aflige a una persona, es como si afligiera a un mundo entero, todo lo que existe en el mundo existe en una persona. Si escupió a su prójimo pero la saliva no lo alcanzó, está exento de juicio de un tribunal humano, pero es responsable del Juicio Divino. Aunque le cause el grado más leve de angustia, por cada dolor que cause a su prójimo, será castigado por el Cielo, como dice (Eclésiastes 12:14): "El Eterno traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta". Nuestros Sabios explicaron: ¿qué significa "toda
cosa encubierta"? Esto se refiere a alguien que mata un piojo enfrente
de otra persona, y le es repulsivo. Algunos dicen esto, sobre quien escupe.
Por lo tanto, todo los que temen al Eterno, deben tener cuidado para perdonar
inmediatamente a aquel que mata un piojo, o escupe, o hace cualquier acto
repulsivo, para que no se lo considere como pecado a causa de ellos (Tratado
Jaguigá 5). Miércoles Rav Saadia Gaón. Debido a siete cosas la oración de una persona no es escuchada y su súplica no se acepta. Uno: si el decreto contra él ha sido completado y ya ha sido sellado. Hay la evidencia de esto, de Moshé nuestro Maestro, por cuanto le fue decretado que no iba a entrar a la tierra (de Israel), aunque él imploró, su ruego no fue aprobado. Como está escrito: "Y yo supliqué a Dios en aquel momento" (Deuteronomio 3:23). Y la respuesta que él obtuvo fue: "basta, es suficiente, no continúes hablándome a Mí" (ibíd. 3:26). Dos: si uno ora sin la devoción, su oración no es tomada en cuenta, como está escrito, "Ellos trataron de atraerlo con sus bocas, pero los corazones no eran dirigidos a Él" (Salmos 78:36-37). Tres: si alguien odia la Torá y no presta atención a palabras de la Torá, su oración no es escuchada, como está escrito: "Si uno aparta su oreja de oír Torá, su oración, también, es una abominación" (Proverbios 28:9). Cuatro: si alguien no presta atención a las palabras de un hombre pobre y cierra sus orejas a su súplica, como dice: "El que tapa su oreja del grito del pobre, él, también, llamará y no será contestado". Cinco: si alguien usurpa, hurta, y come lo que le es prohibido, su oración no es escuchada, como está escrito: "por cuanto comieron la carne de Mi gente... entonces ellos gritarán al Señor y Él no les contestará" (Miqueas 3:3-4). Seis: si alguien ora sin la limpieza y la pureza (adecuada), su oración no es escuchada, como está escrito: "y aunque hagáis muchas oraciones, no escucharé; vuestras manos están repletas de sangre" (Isaías 1:15). Siete: si alguien que sus pecados son numerosos y su reincidencia
es grande, y ora sin arrepentirse, su oración no es escuchada,
como está escrito: "Y será que así como Él llamó y ellos no escucharon,
así ellos llamarán y Yo no escucharé" (Zacarías 7:13). Jueves Rav Saadia HaGaón. Es importante que sepamos que todos los pecados son perdonados con el arrepentimiento, pero el pecado que provoca el extravío de los demás, y el que provoca el extravío de la gente con mala cortesía y con enseñanzas incorrectas que no están de acuerdo con la Torá y con la Halajá, su pecado no es perdonado, porque no puede enmendar lo que alteró y no puede borrar las cosas malas que enseñó; y los muchos pecados penden de él y sobre él está dicho: "El que desvía a los rectos por el mal camino" (Proverbios 28:10). Segundo, quien da mal nombre al prójimo y lo avergonzó por un hecho del cual nadie sospechaba de él, no se perdona su pecado, porque él no puede enmendar lo que provocó y no puede quitar la vergüenza que causó a su compañero; sobre él está dicho: "no sea que te insulte el que lo oyere, tu oprobio no pueda borrarse" (Proverbios 25:10). La tercera circunstancia, quien tiene algo robado en su
mano y se aprovecha y no devuelve lo hurtado, sobre él está
dicho: "y será entonces cuando así pecare y reconociere
su culpa, devolverá lo arrebatado ..." (Levítico
5:23) y también está escrito: "Se arrepiente el
malvado y devuelve lo robado (no robarás), pagará"
(Ezequiel 18). Por lo tanto, si muere el dueño de lo robado, debe
el ladrón devolver lo hurtado a los herederos, como está
dicho: "a su dueño se lo dará en el día de su
ofrenda por la culpa" (Levítico 5:24). Y si no tiene
herederos, el ladrón debe abandonar lo robado y convertirlo en sagrado. Viernes Sha'arei Kedushá. Hay pecados que no son perdonados hasta después de la venganza y el pago en este mundo, y ellos son cuatro. El primer pecado es jurar en falso, y de él fue dicho: "No limpiará el Eterno al que jure en Su Nombre en vano" (Éxodo 20:7). El segundo pecado, es derramar sangre inocente, como está escrito: "Y Yo vengaré la sangre de ellos que no había vengado". El tercer pecado es adulterar con una mujer casada, como está escrito: "al que venga a la mujer de su prójimo, no perdonaré al que la toque" (Proverbios 6:29). El cuarto pecado, es testificar en falso, como está escrito: "al testigo mentiroso no perdonaré". Aquel que caiga en estos pecados y se arrepiente de ellos, el Creador le hará pagar en este mundo un pago liviano, porque está dicho de ellos "no perdonaré", y luego se salve del Infierno. Hay también malvados a quienes todos sus pecados son guardados hasta el Día del Juicio, que luego se arrepienten y abandonan el mal camino, merecen que les peguen por su (anterior) mala intención en este mundo, que los castiguen y perdonen en este mundo por su culpa, para que se les anule sus sentencias. Porque se arrepiente el malvado y abandona el mal camino, comienzan a llegarle sufrimientos y enfermedades. Por ello se sorprenden los que lo ven y piensan que los sufrimientos son fruto de las cosas buenas que hace, se inclinaron los que se equivocan y erraron por ello después de cavilar, y no saben que los sufrimientos que le llegan son fruto de los pecados que realizó, y porque se arrepintió, sus pecados no son guardados para juzgarlo en el Mundo Venidero, sino que está siendo juzgado en este mundo. Por lo tanto que asiente el justo su camino. Volver a Torá desde Jerusalem |
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