Hombre erudito de una personalidad extraordinaria había nacido en el año 1957 en Buenos Aires, Argentina; comentaba que "mi prédica nace y se desarrolla a partir de los sentimientos. No soy rabino, ellos son profesionales. Realicé sus mismos estudios, pero mi prédica nace a partir de profundas convicciones respecto de la vida que Di-s nos ha dado". Zvika Shofet z´´l, era un ortodoxo de los pocos comunes, como él mismo se identificaba.

Su madre, Natalia Backman, nacida en el pueblo de Tandil, provincia de Buenos Aires, Argentina, se convirtió en una bailarina de danzas clásicas, ejerciendo luego en Israel, donde se radicó. Su padre Abraham Shofet, nacido en Entre Ríos, Argentina, se desempeñó como oficial de seguridad en Israel y fue un voluntario con innumerables distinciones que llegaron hasta que el gobierno israelí decidiera imponer su nombre a una calle de Beersheva, la ciudad más antigua del mundo, donde hace cinco mil años desembarcara Abraham para sembrar las raíces del judaísmo en el mundo.

Zvika Shofet z´´l, creció en un hogar en que el arte y la música eran parte del quehacer diario. Aprendió los secretos de la música judía, descubriendo la melodía humana y se convirtió en un músico de nota, interpretando la flauta dulce y el clarinete, la música del alma judía y convirtiéndose, además en un musicoterapista profesional.

Inició sus estudios en musicoterapia y fue un precoz profesor de música y se instaló hacía unos años en Tel Aviv. Estando allí, se comprometió a crear una orquesta de flautas en Kfar Shalem. Allí había niños que tenían su primer contacto con el instrumento, y padres que jamás habían ido a un concierto. Con amor y paciencia sin límites enseñó a los niños, y en el concierto de final de curso los padres llegaron a emocionarse, pues combinó melodías judías, griegas y clásicas. Sabía cómo llegar al corazón de la gente.

En oportunidad de que su madre fuera invitada al casamiento de una prima en Buenos Aires, Zvika y su esposa la acompañaron y en esa oportunidad pudo conocer a la familia residente en el pueblo de Tandil. Es ahí que unas primas le insistieron en venir nuevamente a la Argentina para celebrar Purim y Pesaj, pero para ello necesitaba una sinagoga, que en esa localidad no había, y la participación de diez personas por lo menos.

Volvió a la Argentina para dichas festividades y logró la participación de treinta personas: "Volví, nos reunimos para rezar, contar la historia, comer las galletas especiales para esa fecha. La convocatoria, a falta de la sinagoga, fue en el salón de la Sociedad Española donde pasamos una buena noche y revivimos la historia de la Meguilá, que con sus 2.500 años debemos recordar para no olvidar nuestras raíces. Tuvimos varias reuniones en la que muchos comenzaron a sentir el sabor del judaísmo".

Los relatos de Zvika Shofet z´´l sobre las experiencias de su visita a Tandil, también permitieron saber que la ocasión fue propicia para colocar la Mezuzá en cada puerta judía: "Una emocionada situación la que me tocó vivir, que me dejó cuatro días casi sin poder dormir, pensando en la necesidad de devolver los sentimientos judíos, que muchos no han tenido la oportunidad de estudiar y de vivir como tales. Con respecto a la Mezuzá, se colocó en 18 casas de judeo-cristianos y los hijos eligieron ubicarla en las puertas de sus dormitorios, entendiendo la importancia de la misma".

Religioso desde aproximadamente unos 10 años, sostenía: "empezamos a estudiar la Biblia, y mi mamá tenía miedo de cómo iba a tratar a su familia, porque sabe que soy un religioso fanático y también en Israel me conocen así. No soy sionista, no soy contra. Los sionistas son judaístas que se salieron de la Biblia y que hoy en día en Israel van contra los religiosos, pero nosotros sabemos cómo tratarlos; estudiamos, los recibimos, y en los últimos seis años más de un millón de jóvenes se hicieron religiosos. Y es mucho en Israel".

Su actividad como predicador ortodoxo estuvo vinculada a principios sostenidos por una nueva generación de israelíes, sin olvidar sus raíces.

Según sus palabras: "Queremos estudiar, vivir, estar en paz con todo el mundo. Ahora que jóvenes como nosotros volvimos a ser religiosos, no somos religiosos comunes, no hacemos guerras, no somos como los que estudian, no trabajan y no pueden hacer nada porque son únicamente de la Biblia, no conocen la vida común. Nosotros cambiamos eso para hacer la paz en Israel y con el mundo. La ideología nuestra es que la paz viene de la religión, no de la política, que es negocio únicamente. Es una nueva generación de religiosos".

En su paso por Argentina dejó como mensaje que, "el mundo debe entender que no pueden liquidar a los judíos y su religión porque es promesa de Di-s dar vida a los judíos. Cinco mil años de firmes creencias que repartieron en el mundo y aportes económicos, técnicos y académicos, no se pueden ignorar. Lo que queremos y soñamos es ver a todos lo seres humanos abrazados con mucho amor".

A mediados del año 2001, una penosa enfermedad empezó a dar algunas señales. Pero a pesar de ello, continuaba llevando una vida muy activa. Él no descansaba nunca, a pesar de la enfermedad. Pero al correr del tiempo, su mayor preocupación, era que no pudiese mover los dedos adecuadamente para tocar.

Zvika tenía un encanto personal fuera de lo común. Era alguien especial y así lo recordarán sus amigos.